Rutinas, flexibilidad y adaptación
Cuando abracé la incertidumbre recibí más regalos que cuando me aferraba a las rutinas. Aunque un poco de orden y anticipación ¡qué bien vienen!
Si algo me enseña el autismo es que tener un orden en el día a día es fundamental.
Me refiero a tener rutinas que nos ordenen la vida.
Saber qué va a pasar después y qué se espera de mi, son fundamentales para sentirse tranquilos/as y fluir.
Claro que cuando no tenemos este tipo de seguridades, empezamos a sentirnos inquietos/as, sin rumbo, alertas…
Y si a esto le sumamos:
no contar con el recurso de la palabra para preguntar a otros ¿qué va a pasar?, ¿que se espera de mi?, ¿cuánto falta?, hoy no quiero, ¿cuándo vamos?, ¿qué está pasando?, ¿quién es esa persona?, ¿qué quiere?
no poder expresar cómo nos sentimos
tener un funcionamiento “neurodiverso” que se desajusta frente a un cambio
estar en un estado permanente de alerta que solo se relaja con las rutinas porque nos ordenan…
… entonces no tener rutinas es sinónimo de caos interno.
Hace 3 meses que estamos esperando que nos consigan una acompañante terapéutica que pueda acompañar a mi hija en la escuela.
Ella necesita que alguien esté toda la jornada escolar a su lado, y por lo que dije anteriormente es mejor que sea siempre la misma persona.
La falta de acompañante hace que Paloma pueda estar en la escuela un rato (1 hora aprox.) porque las integrantes de los equipos directivos de la escuela se van turnando para acompañarla, pero tienen sus horarios y otras cosas que hacer, claramente.
Conclusión, no hay una rutina definida.
Cada día mi hija no sabe (ni yo) qué va a pasar, ni cuánto va a durar, ni quién va estar, etc.
El resultado es un estado de alerta, que genera desregulación y angustia. Y si en el medio se cruza una contrariedad, desemboca en un colapso (crisis).
Por eso para mi es importante trabajar en la flexibilidad.
Primero en mi misma. Porque si yo no puedo ser flexible con mis rutinas, expectativas, pensamientos, planificaciones, etc., no puedo ayudarla a ella.
Segundo. Con ella busco estimular la flexibilidad en pequeñas cosas, como cambiar la marca de las galletitas, cambiar algún recorrido de vez en cuando, no comprar siempre en el mismo negocio, y asi…
Porque con eso le doy recursos para tolerar la sorpresa del cambio pero en dosis pequeñas que no generen un colapso.
Porque rutinas seguras y estables solo tienen las familias comunes y corrientes. Las nuestras son tan vulnerables a los diversos contextos, que todo cambia más de lo que nos gustaría, ya que muchas veces no están en nuestras manos esos cambios.
Y tenemos que adaptarnos permanentemente.
Gracias a esto aprendí a soltar más… soltar miedos, expectativas, deseos imposibles. Y pude abrazar la incertidumbre. Verla de frente. Tenerle miedo al principio. Pero enamorarme de ella al final.
La incertidumbre me dió más regalos que las rutinas.
Y vos ¿cómo te llevás con la incertidumbre?
PD: ¿Ya escuchaste el primer episodio de mi podcast?
Sacaré un episodio por semana, con más contenido pero en audio. Así lo escuchás mientras esperás a tu hijo/a en alguna terapia o mientras lavás los platos.
PD2: Compartí esta newsletter con otras mamás de chicos con discapacidad porque las necesitamos en esta comunidad.
Y si recibiste este correo de una amiga, suscribite para ser parte: